Sin embargo empequeñecemos a la mínima. Empequeñecemos cuando nos fallan, cuando no nos apoyan, cuando echamos de menos a alguien. Empequeñecemos y disminuye nuestra felicidad en los momentos de nostalgia, de remordimiento. Nos hacemos pequeñitos cuando estamos tristes o cuando nos sentimos solos.
Inevitablemente dependemos de los que nos rodean, y si nos fallan lo notamos.. A veces, demasiado.